Apuntes para un Estado Presente

 

Hace poco tiempo se cumplió un nuevo aniversario de la partida física del compañero Néstor Kirchner. Una de las tantas cosas que nos enseñó fue que quienes gobiernan deben hacerse cargo del Estado, denunciando las prácticas que lo llevaron a una situación de ausencia e inacción, pero a partir de propuestas que coloquen a la maquinaria estatal como herramienta protagónica de los cambios necesarios para salir de una situación crítica. También aprendimos que la manera de reactivar el Estado era salir a la calle, a los barrios, a los parajes, pueblos y ciudades donde están las necesidades más urgentes de nuestro pueblo. De esa forma, aún con muchas urgencias que resolver, el pueblo verificó que los discursos se convertían en acciones y que los cambios eran sólo en una dirección, la de la justicia social, y por eso acompañó entusiasmado una propuesta que nos devolvió la dignidad después de la noche neoliberal de los años ´90.

Luego llegó el macrismo, con su discurso empresarial, su represión, su desdén por lo público. Las trabajadoras y trabajadores estatales nos encontramos en una etapa de resistencia, no sólo en cuanto a ocupar las calles en jornadas históricas, sino también en el intento de resguardar la presencia estatal en los territorios.

A poco de asumir el nuevo gobierno llegó la Pandemia. Ya nos hemos extendido en diagnósticos y evaluaciones sobre lo que significó para el Estado, para sus trabajadoras y trabajadores y para las clases populares. Lo cierto es que en el 2022 no se puede continuar de la misma forma. Sin excusas sobre la necesidad de adaptarse a una presencialidad cambiante y con las urgencias de la población, se abre una nueva coyuntura, y es a las necesidades de esta nueva etapa a la que nos queremos referir.

Este país está fuertemente endeudado. Pero no nos referimos necesariamente al escenario financiero internacional. Lo que nosotros vemos es una fuerte deuda con el pueblo. De manera análoga vemos una fuerte deuda con las trabajadoras y trabajadores estatales y, específicamente, con los de Desarrollo Social. Al igual que aquella, esta deuda no fue contraída por esta gestión. Pero, como nos enseñó Néstor, creemos que hay que hacerse cargo, y hacerse cargo del Estado es ponerlo en movimiento en la calle, con recursos, para que esté donde el pueblo lo necesita.

No estamos hablando necesariamente de mayor financiamiento, se trata de contar con una estrategia clara en el marco de las políticas públicas para comenzar a subsanar la gravísima situación social en que se encuentran las mayorías populares. Se trata de que las trabajadoras y trabajadores de este Ministerio, que vienen recorriendo hace años cada rincón del país para que la gente acceda a sus derechos, necesitan de las condiciones y las conducciones dispuestas a poner la presencia del Estado al servicio del pueblo. Se trata de que las tareas que debe realizar el Estado, son tareas de las y los estales, y son indelegables. Ya conocemos las consecuencias de desterritorializar las políticas sociales, de vaciar de sentido las oficinas territoriales y las intervenciones. Ha llegado el momento de dejar las especulaciones y las internas y apostar en serio por el pueblo trabajador.

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